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NOTAS SOBRE MI OBRA RECIENTE "PAPELES DE LA TIERRA"

EZEQUIEL BARAKAT

En la obra producida en los últimos años, -en diferentes locaciones con Turquía, Buenos Aires, y mayormente en Caracas-, indago en la imagen de los procesos naturales y biológicos, en especial en la forma y desarrollo de las plantas, como inspiración para la creación. A este grupo de obra las di en llamar "Papeles de la tierra".
El papel hecho a mano, el llamado "reciclado", (el que vuelve luego de su uso, a ser re-utilizado) es el soporte mayormente usado. PAPEL: El papel se compone de fibras vegetales, es decir, de materia orgánica, o lo que es lo mismo, de elementos que están o han estado vivos. Me atrae esta definición que me acerca al papel desde la fuerza vital de una materia inerte a primera vista pero, intensamente abierta a la experimentación. 
Me interesa, sobre todo, descubrir en las formas "reales" de la naturaleza (vegetal), la esencia que las acerca a la abstracción. 
Un conjunto de raíces enredadas, que surgen a la superficie de la tierra por el poder de la savia viva, ha sido un motivo recurrente en algunas de las pinturas que presento en este catálogo. Investigar, en formas naturales-oquedades de semillas, bordes de hojas ahuecadas por insectos, guijarros acomodados por el tiempo y el desgaste, pétalos marchitos o vivos- me trasladan al amplio campo de la abstracción, a veces más formal y geométrica, otras lírica y orgánica. La "vivencia del gozo" de la Naturaleza, el acto de captar y asimilar espiritualmente las visiones que se convierten en imágenes para la creación, fueron el motor de estos "papeles de la tierra". Así, como parte de una búsqueda espiritual (la que tiene que ver con encontrar esencias de las cosas), me lancé a encontrar imágenes abstractas en la naturaleza, sobre todo en árboles, sus excrecencias, cortezas, ramajes, hojas (predominando la preferencia por las hojas de árboles caducos, ocres y rojas), nervaduras, guijarros, piedras multiformes, huella de animales y plantas, impresas en la materia de la tierra.
Hallé un mundo insospechado de formar que me remitían a la pintura abstracta que profeso. 
Titulé muchas de esas obras como "marcas,", "señales" "signos", "simientes y semillas", de un lenguaje que siempre estuvo ahí, presto a ser descifrado y puesto en valor, dándole visibilidad y aislándolo del todo. Se detectan rasgos, formas, que a simple vista no se ven: una ramita trunca que quedó suspendida entre los hilos del papel (en contraste de color y textura); las nervaduras de una hoja suspendida entre los filamentos; a veces, la maestría del artesano papelero que adrede coloca, en el molde, un pétalo de flor en una disposición especial. Hay un mensaje a descifrar y yo (el mensajero) trato de deshacer los signos e interpretarlos.
El título de la muestra alude a los rastros que deja la materia orgánica sobre las superficies del suelo, y forma parte de una serie bocetos – dispersos en recortes, libretas, cuadernos- que he venido tomando en diferentes viajes, excursiones, recorridos y paseos al aire libre. Alude, también, a la necesidad de preservar las marcas de la propia naturaleza como imagen de un proceso natural, autónomo y sujeto a las fuerzas de la madre tierra, y que inspira un producto artístico. 
La "mirada estética" ante la Naturaleza, -entendida en el sentido que utiliza Friedich Kainz en La esencia de lo estético –ha sido el punto de partida de este recorrido por un microcosmo (entre la tierra firme y el cielo, entre el sustrato del suelo y el follaje aéreo) que me llevo a acumular apuntes y bosquejos, de donde surgieron este conjunto de obras, que venido trabajando desde hace años recientes.

Lo escrito también, considero, forma parte de esa materia prima para la creación. Anoto textos resaltados, lecturas encontradas al azar, notas y pensamientos que me generan, luego, imágenes que aplico a la obra. 
Por otra parte, soy de la idea de que existe un lenguaje en la Naturaleza, que tiene que ver con una armonía en donde se relacionan los diferentes estamentos que forman parte de un todo orgánico. Las imágenes adquieren, en el juego de movimiento en el espacio de la tela o papel, vida propia. Cada línea tiene significado solo en relación con otra, hasta formar un conjunto. Quiero transmitir esa autonomía de las líneas más o menos gestuales; y geométricas, más o menos concretas, que enlazándose con otras, forman mundos posibles: los mundos del creador, aquel ámbito de libertad pura, el del arte.
Elegí el papel hecho a mano en gran parte de la producción porque me interesa la idea de ver al papel reciclado como un pre-texto: los filamentos del papel vegetal van tejiendo imágenes, que solo en el escarbar en la material, se descubren. El papel habla. Y la tarea del artista, a mi entender, es descubrir ese lenguaje.

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PAPELES DE LA TIERRA: EL TROPICO Y LA CIUDAD

 

Me interesa, sobre todo, descubrir en las formas `reales´ de la naturaleza (vegetal), la esencia que las acerca a la abstracción [así] hallé un mundo insospechado de formas que me remitían a la pintura abstracta que profeso. Ezequiel Barakat

 

Papeles de la Tierra es la producción más reciente de Ezequiel Barakat que, como su nombre lo indica, se trata de una serie de trabajos sobre papel que reflexionan acerca de las formas naturales y cómo éstas se asocian a las figuras abstractas con las que el artista crea sus pinturas. Así como muchos creadores que trabajan en un lenguaje pictórico no figurativo encuentran su inspiración en la música o la danza, Barakat lo encuentra en la naturaleza y puntualmente en las formas vegetales. Similar indagación realizaron, entre otros, los artistas ligados a la corriente estética modernista conocida como "Art Noveau". Un ejemplo es Antoni Gaudí, quien reinterpretó las formas naturales para componer sus magníficas edificaciones. En su investigación descubrió que la naturaleza tiene su propio lenguaje, su propia estructura, su propia arquitectura. A estas conclusiones arribó también Barakat en este ejercicio casi espiritual en el que se embarcó y que se relaciona con su pasión por encontrar la esencia de todas las cosas. Como él mismo lo explica: "La vivencia del gozo de la Naturaleza, el acto de captar y asimilar espiritualmente las visiones que se convierten en imágenes para la creación, fueron el motor de estos papeles de la tierra".

El lenguaje con el que está trabajada esta serie de pinturas oscila entre una abstracción suelta, expresiva y orgánica, que se liga con su producción más temprana y una abstracción, rígida, geométrica y estructurada, que recuerda a la línea constructivista de notable influencia en la producción del artista. Esta oscilación entre una abstracción más lirica y una más concreta muchas veces se da en un mismo trabajo, lo que genera una gran riqueza visual, donde las líneas rectas, las curvas y las manchas de color parecen danzar y entrelazarse produciendo ritmo y movimiento. De todas maneras, lo que siempre rige y sostiene todas las obras es una sólida estructura, a modo de esqueleto, incluso en las piezas más sueltas y expresivas. A su vez, la elección de estos distintos lenguajes plásticos se condice con la temática de cada obra. Así, el lenguaje visual parece reforzar el lenguaje propio de la naturaleza, que, según el artista, él intentó descifrar a través de sus trabajos.

En estas obras también se produce un juego muy atractivo con las distintas texturas, sobre todo en las piezas creadas a partir del collage y que remite, sin duda, a la riqueza de texturas que se hallan en la naturaleza, como la tierra, las semillas, las ramas, la corteza de los árboles, principales elementos inspiradores del artista. Las distintas texturas, a veces más densas, otras más translúcidas, se consiguen a través del trabajo superpuesto de capas de pintura. La paleta de colores que utiliza en cada pieza también evidencia su referencia natural como, por ejemplo, en su serie Raíces, donde, en clara alusión a la temática que refiere, maneja una paleta de colores tierra, tostados y ocres. En cambio, en otras como Germinal y Germinación Espontánea elige un mayor contraste de matices, imprimiendo una carga expresiva mucho más fuerte con pinceladas de tonos brillantes y saturados.

Esta producción se conecta, sin duda, con su serie anterior exhibida en abril de 2013 en la muestra Perfiles de Ciudad, en la Galería Kara, en Ankara (Turquía). Sin embargo, estos trabajos sí presentan una impronta constructiva mucho más evidente. Estas piezas recuerdan a las estructuras torresgarcianas, no sólo por su composición, sino también por su paleta. Se puede suponer que este lenguaje fue elegido conscientemente por el artista para dar cuenta de las sensaciones y emociones que vivenció al recorrer diferentes ciudades del mundo. La geometría con la que están estructurados estos trabajos remite inmediatamente a la arquitectura de las grandes metrópolis urbanas. En su texto Cuadernos de viaje: Ciudades imaginadas, presentado en el catálogo de la muestra, Ezequiel Barakat explica: "Las ciudades, en este caso, son otro pretexto para arrancar, desde la tela y el papel, el alimento poético de la Vida".

Lo más innovador respecto a ese trabajo anterior es que en Papeles de la Tierra introduce el vacío como elemento ordenador. El vacío, tanto en la filosofía como en la pintura oriental, es un elemento eminentemente dinámico y actuante, es el lugar donde se producen las transformaciones, "donde lo lleno puede alcanzar la verdadera plenitud", a su vez que, "le asegura al sistema pictórico su eficacia y su unidad".[1] En este sentido resulta muy interesante el efecto visual que se genera cuando deja partes del papel en blanco. Al igual que las formas naturales, sus estructuras parecen respirar, moverse con mayor soltura y libertad a partir de este "aire" que se genera en estas zonas de descanso. Además, esta operación está realizada intencionalmente por el artista para evidenciar la superficie y materialidad del papel, que refuerza el sentido de la obra por tratarse de papel hecho a mano. Barakat explica que eligió este tipo de soporte porque le interesa "la idea de ver al papel reciclado como un pre-texto: los filamentos del papel vegetal van tejiendo imágenes, que sólo en el escarbar en la materia, se descubren. El papel habla. Y la tarea del artista, a mi entender, es descubrir ese lenguaje". De esta manera el papel elaborado artesanalmente se convierte en una metáfora del trabajo del artista, ya que al igual que su pintura es un producto derivado de elementos naturales. "El papel se compone de fibras vegetales, es decir, de materia orgánica, o lo que es lo mismo, de elementos que están o han estado vivos. Me atrae esta definición que me acerca al papel desde la fuerza vital de una materia inerte a primera vista pero, intensamente abierta a la experimentación".

Otra gran pasión de Barakat es la literatura, hecho que queda evidenciado en cómo decide nombrar a varias de sus obras, a las que, a modo de homenaje, les coloca los títulos de las lecturas que realiza mientras está en pleno proceso creativo. Así sucede con Continuidad de los parques, en referencia al cuento de Julio Cortázar, o Las flores del mal, de Charles Baudelaire. Asimismo, la escritura es otra parte fundamental de su expresión artística: "Lo escrito también, considero, forma parte de esa materia prima para la creación. Anoto textos resaltados, lecturas encontradas al azar, notas y pensamientos que me generan, luego, imágenes que aplico a la obra". Además, su trabajo como agregado cultural lo ha hecho recorrer varias ciudades del mundo, algo que también va influenciando su producción. Desde hace casi un año vive en Caracas y estos Papeles de la Tierra reflejan muy poéticamente la esencia de esa imponente ciudad, donde el trópico se mezcla con la arquitectura racionalista, lo mismo ocurre en los trabajos del artista. Su ritmo vertiginoso, sus construcciones monumentales, su naturaleza exuberante están retratadas con gran maestría en esta seria de pinturas. Barakat evidentemente es un artista inquieto, curioso y sensible, atento a su entorno y a las sensaciones que éste le genera. Un gran observador de todo lo que lo rodea y eso se plasma en su obra.

Luciana García Belbey

Diciembre de 2013

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